«Creemos que el tiempo compartido con los amigos es tan terapéutico como ir a la psicóloga o a la psicopedagoga. En cuanto a los beneficios específicos, en estos grupos los chicos se sienten queridos, que es una necesidad importantísima de la persona; son respetados y aceptados tal cual son, lo que les permite sentirse seguros que nadie se va a reir de ellos. Además, hacemos hincapié en que son adultos, no los infantilizamos, ni fomentamos la sobreprotección. Buscamos que desarrollen su autonomía».